Say Something


                                                             Say Something

Protagonista: Anastasia Steels & Christian Grey (50 Sombras de Grey)
UA: Sigue el guión argumental del libro, pero no tal cual.
One-Shot (o no)
Inspirada: Say Something- A Great Big World Ft. Christina Aguilera.
Contiene un vocabulario explícito, si eres sensible abstente a leer. 

Sus dedos largos y finos le acariciaban la columna, con calma y suavidad, haciendo que cada fracción de su cuerpo se estremeciera tan sólo por aquel leve contacto. El roce de sus dedos con su piel fría, el susurro de su voz y la presencia de su cuerpo a su espalda hacía que aquel despertar fuera mucho más agradable de lo que era realmente... Se giró para observar el rostro medio dormido de Christian Grey. Aquel gran misterio y el hombre que más amaba en la faz de la tierra. ¿Llegaría a conocerlo en algún momento?
No lo sabía, pero cuando el contacto de su caricia acabó supo que posiblemente sería la última vez que lo haría...



Estaba cansada de aquellas noches de sexo frenéticas, al igual de tener las manos lejos de su pecho suave, de no poder acariciarle el rostro y besar sus labios. Cansada de amar y no saber si sus sentimientos iban en buena dirección o no. Sabía que no debía dudar de lo que él sentía por ella, pero cuando abría los ojos después de aquellas largas tandas, y se encontraba sola en la cama... se preguntaba si valía la pena.
Se levantó, una vez más sola y con la parte de el fría. ¿Dónde había pasado la noche?¿Por qué no dormía con ella?¿Por qué no le hablaba?
Caminó en silencio hasta el salón, dónde estaba sentado en el piano, tocándolo con expresión melancólica y haciendo resonar las notas en toda la estancia. Parecía sumido en una especie de conflicto interno cuando le interrumpió, pero sabía que por mucho que le pidiera que hablara... él no lo haría. Sonrió triste, cansada del silencio.

- Buenos días..- saludó cuando el le ofreció un asiento en la silla. Ella se sentó, pero dejó las manos sobre su regazo sujetadas, no quería tentar en pedir más de lo que estaba permitido.
- ¿Tienes hambre?- quiso saber Christian dibujando esa tierna sonrisa que le hacía olvidarse la respiración. Ana tan sólo negó con la cabeza y volvió la mirada a su pecho desnudo, aquellas cicatrices.- No me mires así...- pidió con voz ronca y dolida.
- No te miro de ninguna forma...-se defendió ella mientras ponía los ojos en blanco. Al hacerlo supo que había hecho mal, pero no pudo evitar una sonrisa cuando sintió las manos de Christian rodear su cintura y subirla a la parte de arriba del piano.

Las manos traviesas de él le recorrían los muslos, mientras sus labios y lengua jugaban dentro de la suya, sin dejar de apretar sobre su cintura su fuerte miembro erecto y excitándola haciendo que se olvidara de todas sus preocupaciones. Gimió cuando introdujo su miembro en ella y le arrebató totalmente la cordura...
Esos besos ya no le decían nada, las caricias le parecían fría y las palabras que le susurraba al oído eran vacías. Por primera vez de lo que llevaban estando juntos...no llegó al orgasmo. No le hizo vibrar y eso él lo noto.

- ¿Qué ocurre?- preguntó turbado por no haberla hecho gritar.- ¿Estás bien?
- No...-logró decir antes de que comenzaran a salir lágrimas de sus ojos y le incapacitaran el habla.

Notó la ansiedad de él al no saber como reaccionar; sintió como sus manos se movían alrededor de su cuerpo sin tocarla, hasta que colocó su gran mano en su cabeza y la acarició. Eso tan sólo provocó una explosión de llanto más fuerte. No dejó de llorar hasta que el sonido de su voz dejó de sonar y las lágrimas se secaron en sus ojos. Christian no se alejó de ella, pero hacía rato que su mano ya había abandonado su cabeza, tan sólo se quedaba a su lado mientras ella lloraba.
Ese tan sólo era el preludio del final... y los dos lo sabían.

Los exámenes se habían apoderado de su tiempo y con ello sus ratos libres, cuando no tenía que estudiar estaba demasiado cansada para salir, y su móvil hacía tiempo que había muerto. No tenía ganas de abrir el ordenador, tampoco de buscar otro método de comunicación, porque sabía que si Christian quisiera contactarla ya lo habría hecho... Sintió que los ojos se le llenaban otra vez de lágrimas y que le impedía leer las letras del libro de texto.
Kate, a su lado la miraba preocupada. Intentaba animarla con algún comentario estúpido, pero nada lograba arrancarle una sonrisa. Era como si parte de su alma se hubiera perdido y no quisiera regresar...
Después de una charla algo extraña con su amiga volvió a la habitación, con una extraña desazón en el pecho. Por culpa del contrato de confidencialidad que había firmado con ese hombre, no podía decir nada más que lo que ella sentía y cuando Kate le preguntaba por los sentimientos de el, tan sólo podía sonreír con amargura y llorar. Había perdido la cuenta de las veces que había roto al llanto... Estaba cansada de llorar.

La caja de cartón estaba abierta de par en par, la llevaba observando un largo rato pero no había cogido fuerzas para comenzar a llenarla. Sabía que debía ponerse a mover e introducir objetos que debía deshacerse, tenía que limpiar su habitación de los recuerdos destructivos, después de todo había tomado una decisión. Quizás una en silencio, pero que las dos partes de la relación sabían... ¿Por qué seguir cuando no hay nada por lo que luchar? Le amaba, era lo más importante que había tenido en toda su vida... pero sabía que para Christian ella no era su número uno.
Sonrió y colocó la colección de libros que le regaló, luego Charlie Tango y por último el portátil y las llaves del coche. Buscó el celo con los ojos empañados nuevamente y cerró la caja. Espero a que Kate saliera a la facultad y cuando se encontró sola, salió,pidió un taxi y cuando llegó al Escala supo que definitivamente no había marcha atrás...

Subió por el ascensor y cuando la puerta se abrió no le recibió Christian, sino Taylor que la observaba más triste que nunca. Estiró los brazos y recibió la caja pesada llena de recuerdos. Escuchó de sus labios un adiós antes de que las puertas del elevador se cerraran. Éste bajo y cuando se vio abajo, en la entrada estaba él, con su habitual camisa de lino, medio abierta y los vaqueros rasgados que tanto le gustaban...
Antes de salir pensó Di algo, pero cuando salió del ascensor y pasó rozando su hombro de sus labios no salió nada. Negó con la cabeza con el corazón destrozado y le miró...

- Adiós.

Y sin esperar respuesta se alejó. 

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