Una llamada

¡Hola! Sé que éstas semanas el blog ha estado un poco muerto, por eso quiero intercambiar información con ustedes. Ésta historia será un poco interactiva ¿de acuerdo? Por los momentos les presentaré la situación y más adelante me irán diciendo que hacer...¿de acuerdo?
Espero que les guste.
Kath~

                                                         Una Llamada

Personajes: Caroline Forbes x Klaus Michaelson x Taylor Lockwood 
Semi UA: Sigue más o menos el hilo conductor de la serie, pero no totalmente. 
Semana de "The Vamparie Diaries"


Una leve melodía de piano inundaba toda la colina, mientras el viento soplaba con delicadeza y hacía el susurro de los árboles la arrullaran dulcemente. Estaba sentada en una silla, apreciando el cálido tiempo y esperando pacientemente aquello que desde hacía tiempo debía suceder...
Sujetaba con las manos un pequeño móvil de color negro, sabía que por muy cerca que lo mantuviera de su pecho, éste no tendría más posibilidades que sonar, si estuviera en su lugar o en cualquier sitio lejos de ella. Pero aún así, tenerlo junto a su pecho le daba la sensación de seguridad, se tranquilidad... algo que había perdido hacía mucho tiempo.



Era consciente que era un sueño, porque sentía su respiración pausada y la inmovilidad de sus extremidades y como el peso muerto de la sábana caía sobre su cuerpo. Aún sabiendo eso, las imágenes que se expandían por su cerebro eran muy reales, incluso la respiración se le agitaba y una gota de sudor frío le recorría por el cuello. Agitada se movió de la cama, hasta caerse de ella y despertar abruptamente de la pesadilla. Si, pesadilla... porque eso era.
Escondió la cabeza entre sus rodillas y lloró en silencio, no quería despertar a su compañera de piso, que dormía en un profundo y reparador sueño. Se lamentó durante un largo rato, maldiciendo el día que había ocurrido todo eso...¿Por qué tienes que aparecer de nuevo?¿por qué? Pensó entre sollozos.
Hacía medio años Tayler, su novio, había decidido huir de Mystic Falls, coger sus cosas y salir de la ciudad, sin avisar, sin dar motivos. Simplemente desapareció. Al principio pensó que tan sólo había hecho una de esas “escapadas sanas” como lo decía el. Tener un novio adolescente con hormonas lobunas era algo especial, aunque tener una novia vampiro, como ella... era el doble de especial. Suspiró, se levantó del suelo y salió al jardín. La noche era fría, el cielo estaba totalmente oscuro y tan sólo se oían los grillos y el susurro del viento...

  • ¿Otra pesadilla?- preguntó alguien no muy lejos de donde se encontraba.
  • ¿Es qué eres una especie de acosador o algo?- frunció el ceño al ver la figura alta, estilizada y atractiva de Klaus Michaelson.
  • Bueno quizás sea tú acosador- dibujó una traviesa sonrisa y le pasó una chaqueta por los hombros- no deberías salir a éstas horas... es peligroso.- susurró mientras pasaba su nariz por su cuello.

Quería alejarse de él, del atractivo y persuasivo vampiro original, pero no tenía energías para hacerlo. El sueño le había dejado agotada tanto física como psicologicamente. No quería luchar contra lo evidente, aquel ser demoníaco le atraía y posiblemente, era el culpable de que su problemático novio huyera de ella. Suspiró exasperada y se separó de el, con el ceño fruncido y los brazos abrazados contra su pecho. No quería caer en sus redes, por mucho que su cuerpo le pidiera lo contrario...
Niklaus Michaelson había llegado a la ciudad, con la intención de devorar a su mejor amiga, chuparle toda la sangre y dejarla simplemente en piel y huesos, quería arrebatárle toda su felicidad, y para conseguirlo, tramó una ciertas de estratégicas que terminaron involucrando a su novio, motivo por el cual huyó. Cobarde, pensó para sus adentro mientras observaba como el sonreía complacido por su escrutinio. No iba a admitir que la presencia de ese sujeto la tranquilizaba, a pesar de que prácticamente había sumido el pueblo en una desgracia, su mera existencia era un calvario, pero aún sabiendo todo eso, no podía simplemente no dejarse llevar. Le estiró los brazos, ella los sujetó y se dejó abrazar, tranquilizar y consolar.

  • Llamará...-le tranquiliza mientras le acaricia el cabello- sé que lo hará.
  • ¿Cómo puedes estar seguro?- preguntó entre lágrimas y con la voz rota.
  • Simplemente lo sé...

El sol iluminaba nuevamente todo, el calor primaveral llenaba las calles y el murmullo de vida le devolvía la energía. Era así cada día; noches intranquilas terminando siendo consolada por Klaus, y días llenos de luz. A pesar de su desgracia emocional debía seguir viviendo; estaba en su último año de instituto, tenía que preparar las cartas para las universidades, arreglar todo lo del consejo y preparar la festival de fin de curso, además de la graduación. No tenía tiempo para llorar.
Saludó a sus compañeras de clase: Elena sonrió algo tímida, mientras Bonie ponía los ojos en blanco. Ninguna quería comentar nada de la noche anterior, y Caroline entendió porqué. Rió a carcajada suelta, algo forzado. No quería que su tristeza contagiara a sus amigas. Elena vivía su romance con Damon, mientras Bonie intentaba encontrar la manera de explicarle a Elena, que salía con su hermano pequeño. ¿Por qué sus problemas no podían ser más normales?
¿Por qué debía tener un original revoloteándola? Miró para las esquinas y se encontró con los ojos incandescentes y divertidos de Klaus. Arrastró los pies hasta ponerse a su lado, mientras todos los humanos los observaban...

  • ¿Qué haces aquí? Es un centro educativo...
  • Ver que estás bien..-siseó mientras investigaba a los hombres que la miraban- Eres muy popular Caroline, ¿lo sabías?
  • ¿A caso estás celoso?- pregunta divertida.
  • ¿No puedo estarlo?

Sus palabras entraron en su pecho, encendiendo cada rincón de su cuerpo, despertando su corazón dormido y extraños sentimientos que pensaba haber alejado de su alma.
Ese hombre con ojos oscuramente tentadoras la deseaba, y jamás lo había negado... ¿Qué malo tendría en simplemente dejarse llevar?

Escuchando sus pensamientos, Klaus la sujetó de la cintura y la atrajo a ella, sus pechos se tocaron, sintiéndose arder. Caroline entreabrió los labios antes de que el presionara los suyos sobre los de ella y le mordiera el labio inferior. Dejó escapar un pequeño gemido de placer, y cuando quiso darse cuenta, estaba tendida en la cama de la mansión Michaelson, con la fiera subida a horcajadas en sus piernas preparado para atacar... 

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