Novio de papel: último capítulo.
- Conociéndote:
La noche estaba fresca, la brisa
cálida del día aún removía un poco los árboles y el ruido de las
risas, hacía que los grillos y la tranquilidad que estaba viviendo
fuera totalmente arruinada. Su hermana pequeña había celebrado una
pequeña fiesta, para anunciar su embarazo con su maravilloso marido
y ella había intentado huir de ese compromiso, porque sabía que en
cualquier momento le preguntarían a ella por algún futuro
pretendiente o algo semejante, pero en esas alturas de su vida no
podía pensar en hombres. Desde hacía mucho tiempo sentía que
estaba totalmente incapacitada para amar y no entendía en absoluto
por que, incluso los terapeutas no habían encontrado la raíz del
problema, por lo que ahí se encontraba ella, sola e incapaz de amar.
- ¿De qué te ocultas?- una voz divertida y algo cansada le preguntó a su espalda. Ella giró la cabeza para encontrarse una mirada algo conocida.
- De la gente, supongo.- confesó sin saber por qué.- ¿Tú?
- ¿Puedo unirme al club, entones?- ríe.
De alguna extraña manera, en el
momento que el desconocido se sentó junto a ella, una aura de
tranquilidad y calma, le invadió, como si el sentimiento que le
había estado aprisionando ahora le dejara en libertad. Ninguno de
los dos habló, aunque en su cabeza había cientos de preguntas. A
ese hombre jamás lo había visto, y usualmente su hermana no
invitaba a desconocidos, y si lo hacía era con la única intención
de juntarla con ella, pero desde que había recibido el diagnóstico
de incapacitada para amar, aquel continuo sabotaje a su corazón
había concluido. Por lo que la presencia de ese gran desconocido,
seguía siendo un misterio.
La noche seguía avanzando y ellos
aún estaban fuera del jolgorio de la fiesta, hablando entre susurros
y observando como la luna iba cambiando su posición en el cielo.
Cuando ésta ya estaba casi ocultándose, ríeron y volvieron a
entrar, comprobando que la mayoría de los invitados estaban dormidos
esparcidos por la sala y la hermana de Nina, durmiendo abrazada a su
marido, mientras sujetaba su vientre abultado. Los dos abandonaron la
casa y siguieron caminando juntos un largo rato, hasta que llegaron
al coche de ella y se miraron a los ojos...
- Es extraño...- rompió el silencio y le acarició la mejilla- pero siento como si nos conociéramos de antes.
Ella rió también dando a
entender, que el sentimiento era mutuo. Algo en ese hombre, le hacía
estremecer de dolor y de alegría, era extraño que dos sentimientos
tan contradictorio pudieran estar en un mismo cuerpo al mismo momento
y viendo a la misma persona. No sabía por que, pero temía que si
subía al coche y se marchaba jamás lo volvería a ver..
No solía llevar a desconocidos a
su caso, principalmente por su incapacidad de amar y confiar en otra
persona, y segundo y más que una razón era una excusa, su gato. No
le gustaban las visitas, y temía que si viera a otro ser humano lo
atacara, y cualquier intento de relación que pudiera tener se viera
afectado por el. Pero aquel hombre era extraño, y no le importaba
absolutamente nada de lo que pudiera pasar. Lo llevó a su
departamento, llamó al gato y esperó la reacción de éste. Ante
todo pronóstico se acercó y se restregó contra sus piernas y
maulló, como si lo hubiera extrañado también. Y decía también,
porque cuando vio la imagen de el, en su sofá con su gato en las
piernas, tuvo la sensación de que todo estaba completo. Nada
faltaba...
Esa madrugada tuvieron sexo,
intenso, pasional cargado de sentimientos y podían haber seguido
pero el mundo seguía, ignorando sus sentimientos, y el trabajo la
esperaba. Se levantó de la cama, desnuda y comenzó a recoger los
restos de ropa que había dejado por el camino. Al llegar a la sala
comprobó extrañada que encima de la mesa había una libreta, algo
vieja y mojada. La abrió y cuando pasó algunas páginas, en una de
ellas había un dibujo, algo borroso, húmedo y con manchas... Sin
saber por qué giró la cabeza y al ver a el hombre desnudo, medio
dormido y sonriendo lo recordó todo.
- ¿Ian?- sollozó y montones de lágrimas gruesas y calientes comenzaron a salir de sus ojos.
- Nina...- sonrió y le estrechó en su pecho desnudo, cálido y con un vivo y fuerte corazón latiendo.
Jamás había pensado que los
deseos se pudieran reutilizar, tampoco que un viejo cuaderno podría
tener la fuerza de cambiarle la vida, y mucho menos de devolverle la
felicidad. Pero así era...
La tienda de la anciana había
desaparecido cuando la fue a buscar junto con Ian, ninguno de los dos
sabía que había pasado, pero de algo si que estaban seguros...
ahora el agua no era un peligro.
Sonrió y le besó con pasión,
cuando una fuerte lluvia comenzó a caer sobre ellos. No iba a
preguntar más, no necesitaba respuestas para algo que no quería
entender. Tan sólo disfrutaría de su gran y perfecto novio de
papel.
Fin...
Fin...
Como siempre,me dejas con ganas de llorar con tus fics. Aunque quiero matarte por hacerme sufrir tanto con Ian.
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